miércoles, 28 de abril de 2010

Día del Libro




Hablar de miedos no da ningún miedo cuando se comparten emociones. Se aprende, por ejemplo, que algunos temores desaparecen bebiendo leche fresquita. Ni caliente ni tibia: fresquita. Que hablar de la muerte de los seres queridos nos hace bien a todos. Y que tragarse las lágrimas sabe dulce si estamos en buena compañía.
Una vez más, los niños me ayudaron a mirar de otra manera...

http://www.santanderciudadviva.com/noticia.asp?Id=32058

7 comentarios:

Iban Barrenetxea dijo...

Impresionante, hipnotizar así a un público tan exigente. No creo que exista una mejor prueba del éxito de un libro.

anna dijo...

Gracias, Iban. En realidad fueron ellos los que me hipnotizaron a mí. Como otras veces, no sé lo que les dejo yo, si les transmito algo o no, pero tengo muy claro lo que ellos me dan.
Besos.

Sara Morante dijo...

... y valiente...

Giraluna dijo...

Seguro que les dejas un montón de cosas...
Ya estoy viendo a algún niño diciendo "de mayor quiero ser como Ana tortosa, para escribir cuentos maravillosos"

;) besos

anna dijo...

Que no, Sara, valiente no: afortunada. Es un placer y una suerte compartir un rato con ellos.

Madre mía, Mariola... Qué responsabilidad... ;-)
Muchas gracias, guapa.
Besos.

Elena Ospina dijo...

No conocía tu blog, me encantaaaaa
seguiré paseándome por él

anna dijo...

Hola de nuevo, Elena!
Gracias por visitarme!