
Hablar de miedos no da ningún miedo cuando se comparten emociones. Se aprende, por ejemplo, que algunos temores desaparecen bebiendo leche fresquita. Ni caliente ni tibia: fresquita. Que hablar de la muerte de los seres queridos nos hace bien a todos. Y que tragarse las lágrimas sabe dulce si estamos en buena compañía.
Una vez más, los niños me ayudaron a mirar de otra manera...
http://www.santanderciudadviva.com/noticia.asp?Id=32058
Una vez más, los niños me ayudaron a mirar de otra manera...
http://www.santanderciudadviva.com/noticia.asp?Id=32058
7 comentarios:
Impresionante, hipnotizar así a un público tan exigente. No creo que exista una mejor prueba del éxito de un libro.
Gracias, Iban. En realidad fueron ellos los que me hipnotizaron a mí. Como otras veces, no sé lo que les dejo yo, si les transmito algo o no, pero tengo muy claro lo que ellos me dan.
Besos.
... y valiente...
Seguro que les dejas un montón de cosas...
Ya estoy viendo a algún niño diciendo "de mayor quiero ser como Ana tortosa, para escribir cuentos maravillosos"
;) besos
Que no, Sara, valiente no: afortunada. Es un placer y una suerte compartir un rato con ellos.
Madre mía, Mariola... Qué responsabilidad... ;-)
Muchas gracias, guapa.
Besos.
No conocía tu blog, me encantaaaaa
seguiré paseándome por él
Hola de nuevo, Elena!
Gracias por visitarme!
Publicar un comentario